UN EJEMPLO DE DIGNIDAD, PULCRITUD MORAL Y DECENCIA. Hay satisfacciones privadas, cosas irrelevantes talvez para algunos, pero que a una persona le hacen sentir profundamente bien. Una de esas satisfacciones privadas, para mí, es residir próximo a la estatua de José Martí, el apóstol de la independencia de Cuba. Otra, saber que uno de los descendientes de Martí se llamó Aquiles Julián.
Con los cubanos tengo una solidaridad enorme. Una manera de devolver la que ellos tuvieron con nosotros, los dominicanos, cuando padecíamos la bestial y letal tiranía de Trujillo. Cuba hoy padece una peor, mucho peor. Una oprobiosa dictadura policial, totalitaria, que ha hecho de la isla un inmenso calabozo en que languidecen 10 millones de cubanos. Un stalinismo tropical que secuestra a los niños desde los 12 años y los aparta de sus padres para indoctrinarlos en una aberración ideológica, el comunismo, que ha producido millones y millones y millones de víctimas. Una tiranía que asaltó una de las principales economías latinoamericanas y la llevó al más escandaloso descalabro, pese a recibir una inyección anual por más de 40 años de unos US$5,000 millones de dólares en rublos año por año de parte de
Hoy los cubanos en el exilio muestran el inmenso potencial creativo, productivo, social que Cuba guarda a la espera de que aquel Estado inoperante y mortífero sucumba. La gran Cuba, la verdadera, lucha desde distintos frentes por y para la libertad, por y para la democracia, por y para la vida. Su causa, es la causa de cada latinoamericano decente. Es la causa de cada hombre o mujer que aspire a un mundo de derechos, de libertad, de autodeterminación. Un mundo que José Martí visionó y nos compartió. Un mundo al que no vamos a renunciar, y por el que vamos a vivir… Y morir si eso sea preciso:
http://www.scribd.com/doc/7645630/marti-jose-nuestra-america
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